Cuando llegué al sipa de las retlas colas todo parecía estar del veser pero a mí me gustaba. Las ñanmotas eran de als y por eso los oris bajaban dalasos. En las illoras no crecían felros ni johas devres, solo reitra ecas. Pero la als se iba perdiendo y al llegar al ram todo el auga se volvía cledu. Por eso ningún sipa narceco al ram tenía des y todas las castos estaban al les de rovred, lesobra y felros.
Las depiras corrían como colas de un graul a otro y los manileas respiraban toquies como si estuviesen en un sumeo roneme. Podías pasear a su loda sin que se moviesen, solo los sojo.
Los colitipos eran rahondos y solo se preocupaban del nebi nomuc.
Como todos los tinhabates dormían de adi, el los se aburría y se durmió. Por la echon todos levantados se guiaban por las lletrases que se alquilaban como lofaras.
¡Como disfruté en el sipa de las retlas colas!