Aquí está, cariño, la encontré. Estaba escondida en la librería. ¡Mírala! De latón, pequeñita y mona, con esa mujer de rojo tan guapa impresa en su tapadera. La compramos en Ibiza ¿verdad? ¿Recuerdas cuándo empezamos a guardar en ella nuestras entradas de cine? Fue idea tuya… Y mía, la de anotar por detrás el título de la película…
En “Casablanca” nos besamos por primera vez. Aquí está la entrada: verde, cine Rosalía de Castro, butaca, fila 13, nº 20. Aquel día te dije que eras más bonita que Ingrid Bergman y tú me sonreíste, tímida.
En el Odeón, delantera de tribuna, fila 2, nº 8, vimos “Los cañones de Navarone”. Confiesa, siempre has estado más enamorada de Gregory Peck que de mí. Pero siempre te lo perdoné.
Mis favoritas eran las Hepburn. Las dos. ¡Mira! ¡Aquí está! “El León en invierno” en el cine Avenida, butaca, fila 9. ¡Hasta tiene la fecha! 14 FEB 1972. ¡Qué guapa estaba Katharine! Y no digamos, mucho después en “En el estanque dorado” con Henry Fonda. ¡Qué viejos temblorosos tan tiernos! Como nosotros ahora. Esta entrada es naranja, cine Alhambra, butaca, fila 8.
La familia no nos entendería, me dirían que estoy majareta. A última hora, montando esta conversación…
De Audrey me enamoré, como todos los que no lo estábamos de Marilyn, en “Desayuno con diamantes”. Ese pelo corto, esos ojos vivarachos, esa sonrisa… Ese tipazo, esos trajes… ¡Ay, Audrey! Me pellizcaste al salir del cine Gran Vía, con un guiño fingidamente celoso.
¡Oh, mira! Aquí están tus favoritas: “Dr. Zivago”. Cómo lloraste con Yuri y Lara. Hace poco me enteré que se trajeron cuatro mil narcisos desde Holanda para plantarlas en Soria y grabar aquella escena, la más bonita para mí. ¿Cuántas veces la hemos vuelto a ver en casa? Yo creo que no bajan de diez.
No va a poder ser esa vez once, ni la doce, en los últimos días ya ni te apetecía que pusiera la televisión…
Y la “number one”, entrada azul, pespunteada en los filos. Fecha: 18.AGO.71, anfiteatro del cine Albéniz de Málaga. “Lo que el viento se llevó”. ¿Te acuerdas? Estábamos de vacaciones y yo salí enfurruñado del cine por perder tantas horas con esa tontería. Tú, lista tú, me diste un beso con los ojos todavía llorosos y me dijiste: “Si no te gusta esta película, creo que voy a hacerte lo mismo que Reth a Escarlata… ¡dejarte plantado!
Mira, cariño… ¡Hay muchas más entradas, todas dobles…! ¡Cuántos recuerdos!: “Sonrisas y lágrimas”, “Laurence de Arabia”, “El puente sobre el rio Kwai”… Y también españolas: “Mi querida señorita”, “Asignatura pendiente”, “Volver a empezar”, “Los lunes al sol”, “El olivo”, “Te doy mis ojos”, “Mar adentro”, “Mi vida sin mí”, “Campeones”, “O que arde”…
¿Sabes? Te voy a dejar la caja aquí, en tu bolsillo; medio escondida porque, si la ven, pensarán que estoy más loco de lo que estoy… y te la quitarán antes de la incineración.
Como no sé si te aburrirás en ese lugar desconocido al que te vas… quiero que te lleves las entradas contigo, por si puedes volver a ver todas las películas mientras me esperas… ¡No creo que tarde en irme contigo! Ya están aquí…